El pasado 14 de octubre de 2014 concluyó la 4ª y última edición del Tour de Beijing, cuya victoria se la llevó el belga del conjunto BMC Philippe Gilbert.
Visión del ciclismo Chino
Esta fue la gran apuesta por el ciclismo del gobierno chino, la de intentar crear algún tipo de fiebre ciclista en su población y conseguir tener presencia en el futuro en las grandes citas ciclistas. Sin embargo comenzar a promocionar un evento similar en una de las ciudades con más polución del mundo, no es un buen comienzo, sin contar con el regular estado y señalización de las carreteras secundarias, el nulo respeto a las normas de circulación y las inexistentes retransmisiones deportivas de ciclismo profesional. Comenzar la casa por el tejado, con el coste que conlleva organizar una carrera de este nivel, insisto en que esto ha sido más fruto del capricho de un gobierno en expansión que de la voluntad de atraer el interés de la población.
Y aunque en realidad esta apuesta haya sido mucho más premeditada y estudiado, de cualquier manera, este año se ha puesto punto y final a esta competición, que era la última del calendario UCI, y última ocasión para arañar los últimos puntos clasificatorios que determinarán el ranking de corredores del ciclismo mundial.
Un día en las carreras
Al igual que el año pasado, no podía perderme la cita con uno de mis deportes favoritos. Además, este año tuve la suerte de contar con dos amigos nativos que disponían de coche y con los que fuí a ver una buena etapa de montaña en lo más profundo y auténtico de la provincia de Beijing.
El otoño en China es fascinante cuando las hojas de arce tornan de color rojo creando un espectáculo sin igual. Un manto de tonos de rojos, naranjas y verdes que se extiende cubriendo el paisaje montañoso de la provincia de Beijing.
A pesar de que en ciclismo acudir a ver una etapa puede parecer algo aburrido y tedioso, no solo por el tiempo invertido para llegar a un lugar, sino también por las horas muertas de espera consumidas en carreteras cerradas al tráfico para tan solo ver pasar a un puñado de ciclistas en tan solo unos segundos, en realidad hay mucho más que eso viéndolo desde otra perspectiva.
He aquí pues 5 MOTIVACIONES para ver una carrera ciclista:
1.- La aproximación para ver una etapa se convierte en un nuevo viaje, que incluye una búsqueda táctica para escoger el lugar más adecuado desde donde disfrutar la etapa. Esto hace que el desplazamiento se haga más atento y emocionante y además, sirva para explorar y descubrir nuevos paisajes que quizás antes pasaron desapercibidos.
2.- Las horas de espera siempre se comparten con muchos otros aficionados que poseen intereses similares en común, con lo cual, por mutua necesidad se abre una oportunidad para socializar, conocer a gente nueva e intercambiar ideas con personas aleatorias que de otro modo serían difícil de conocer.
3.- El motivo principal sigue siendo la propia competición y los ciclistas. Hacer las cuentas, opinar sobre el desarrollo de la carrera e incluso aventurarse a pronosticar un ganador. Puro entretenimiento.
4.- Idealizar nuestros sueños. Que los mejores corredores del mundo pasen a tan solo unos decímetros junto a ti, no precisamente dando un paseo, exhibiendo tecnología punta y transmitiendo unas vibraciones y gestos de los que se puede desprender un significado casi palpable para la palabra "esfuerzo", y que este espectáculo sea de forma gratuita, aunque sea por solo unos segundos, es algo que solo se puede entender siendo, habiendo sido o deseando ser un verdadero rodador.
5.- La caza de souvenirs. Normalmente en los grandes eventos, coches publicitarios regalan a los aficionados pequeñas chucherías promocionales sin valor alguno. Yo prefiero ir a la caza de botellas de agua arrojadas en las cunetas por los propios corredores profesionales. En esta caza participan multitud de aficionados que como buitres limpian las cunetas de cualquier rastro del evento. Puede parecer ñoño, pero es a la vez un juego divertido.
Sin embargo, siguiendo el principio equilibrador del Ying y el Yang, todo cuenta con su parte negativa.
En mi experiencia en China, me quejo de que en las carreteras comarcales no se pueda ir a más de 60 u 80 km/h. (y que los conductores suelen respetar). Esto hace que trasladarse a un destino sea lento y pesado.
En cuanto al Tour de Beijing, la policía china que la escolta son de dos dedos de frente en cuanto al cumplimiento de las órdenes. Nada que ver con nuestra permisiva benemérita. En China los aficionados solo pueden concentrarse en puntos concretos de la carretera y permanecer tras un perímetro de seguridad, no pudiendo colocarse en ningún lugar de la carretera libremente. Estos puntos de control custodiados por más policías que público restan emoción e interés para el aficionado (¡sobretodo después de haber hecho casi 200 km por carreteras comarcales!).
TRASPASANDO LA ZONA RESERVADA
Lo mejor de estar en Beijing, son las ventajas que conllevan ser "extranjero". Prácticamente adquieres un estatus superior y puedes "colarte" fácilmente en bastidores. Ya en la última etapa, pude volver a saludar directamente a los componentes del único equipo español y mejor equipo del mundo, el Movistar, con Jose Luís Laguía como director técnico quien ya me conocía del año pasado.
Samuel Sánchez - Joxean Fdez. Matxin - R. Urán - J.L. Laguía |
Por supuesto pude codearme con los mecánicos y corredores de los mejores equipos del mundo como el Sky, BMC, Lampre, Saxo-Timkoff, Astaná, Omega... y conocer de primera mano a grandes del ciclismo como Samuel Sánchez, Rigoberto Urán, Carlos Betancourt y a uno de mis corredores favoritos, Pablo Lastras, veterano entre los veteranos y uno de los grandes del ciclismo español en la sombra, al que agradezco el tiempo y el interés que tuvo hacia mí.
Pablo Lastras - ¡Este si que es un grande! |
No solo me sentí privilegiado por haber conseguido "autoacreditarme" para estar allí, sino que además hubo aficionados chinos que, con su cansina fiebre por lo extranjero, me pidieron algún autógrafo y fotos absurdas.
Mi autógrafo.... espero que se tome bien la broma... |
En fin, último Tour de Beijing, no más..., quizás tenga un significado subliminal... puede que también sea premonición de mi última etapa en Beijing.
Que co-chino eres!!!
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