Pingyao (平遥), es casi la única ciudad china que conserva íntegramente sus murallas originales albergando tras ellas una auténtica ciudad medieval con grandes mansiones preservadas de la dinastía Qing y Ming.
De hecho, la primera vez que fui lo comparé con Ávila por aquello del impresionante amurallado exterior. Sin embargo, hoy día, con sus calles atestadas de tiendas, restaurantes y hoteles para turistas se parece más a una feria que a una ciudad medieval. No obstante merece estar en nuestra ruta de la China Imperial.
Para el que haya viajado por otros lares de China, se habrá dado cuenta de que Pingyao está perdiendo importancia, ya que por culpa del crecimiento desmesurado de la economía del ladrillo, otras ciudades como Xi'an han recuperado sus murallas originales, o bien asombrosamente las han reconstruido totalmente nuevas, como hicieron en la ciudad de Datong.
Sea como fuere, pasear por las calles de Pingyao, donde aún se conservan rincones con un pasado histórico, misterioso y donde uno se puede reencontrar con los tópicos de la China auténtica, merece la pena.
¿Por qué conserva sus murallas?
Con la revolución cultural de China, se denunciaba que todo vestigio de lo tradicional representaba al régimen feudal clasista que debía ser destruido. La guardia roja se encargó de destruir innumerables mansiones, templos y vestigios de antiguos (sin mencionar lo que les ocurria a sus dueños). En el caso de Pingyao, ya por falta de fondos o por no existir una excesiva radicalización en la zona, sus tesoros históricos se salvaron de la quema.
Su arquitectura
El trazado de la ciudad conserva la peculiar simetría china cual vías romanas cuadriculadas, y sus viviendas fueron construídas siguiendo las directrices del Feng Shui, sistema filosófico vinculado al Taoismo y que establece una serie de pautas en el modo de edificación y distribución de la casa para atraer la energía favorable.
Zhang Yimou, rodó aquí su película "La Linterna Roja", para utilizar la peculiar arquitectura de la ciudad. El paseo nocturno bajo las linternas rojas es espectacular.
Rishengchang
Pingyao también tuvo una época de florecimiento por su cercanía a la Ruta de la Seda, que dio lugar en 1823 al nacimiento del primer banco de China, el famoso "Rishengchang", que al principio funcionaba como casa de cambio pero que gradualmente comenzó a operar con préstamos de volumen considerable. Esto hizo proliferar otras casas de cambio y originó la industria bancaria china.
Pese a que Rishengchang llegó a tener más de 40 sucursales por toda China, finalmente quebró, y hoy día en Pingyao se puede visitar su emplazamiento original reconvertido en una casa museo.
Prosperó tanto Pingyao, que por tener tiene hasta una iglesia católica (muy humilde, por no decir cutre) pero eso ya es algo bastante exótico para estar en la China profunda.
Recomendaciones
- Aunque pasear por el casco antiguo se hace fácil y cómodo, merece la pena montarse en uno de esos coches eléctricos que te hacen un recorrido completito por la ciudad. Luego, se puede ir directo a los puntos con más interés, ganando tiempo y horas de descanso.
- El interior de las mansiones es bastante austero, lleno de innumerables habitaciones donde se nota que no están habitadas, pero se percibe el autenticismo como morada ancestral.
- Un día de visita en Pingyao es más que suficiente. Llegar una mañana y echar también la tarde. No hay mucho más, salvo quedarse a disfrutar el ambiente sin prisas.
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